¿Dónde mira Dios cuando la vida me duele?
¿Dónde mira Dios cuando la vida me duele?
"¡Cuánto penar para morirse uno!" decía Miguel Hernández y su verso resuena en la vida de todo hombre. Pocas experiencias tan universales como la del dolor, pocas cincelan el alma, ¡y el cuerpo!, tanto como la del sufrimiento. Pero, ¿qué sentido tiene sufrir cuando no vemos el sentido? ¿Cuándo parece desvanecerse todo lo bello e importante de nuestra existencia por su irrupción? Y Dios, ¿es sólo un mero observador de nuestra congoja? El Rabino Moshé Bendahan y el Sacerdote Florencio Sánchez L.C. han buscado las respuestas juntos en un encuentro celebrado en la Universidad Francisco de Vitoria.
El encuentro entre el Rabino Moshé Bendahan y el sacerdote Florencio Sánchez L.C. se dio en el marco de las Horas Newman (título con el que la Universidad nombra las sesiones dedicadas a la reflexión Fe-Razón). Esta vez el tema a tratar fue el sufrimiento humano.
El Rabino Moshé comenzó su exposición comentando la teoría del Rabino Rabá quien afirma que la vida de la persona no depende de la conducta sino del destino. Para matizar este presupuesto explicó que existen tres caminos diferentes para los acontecimientos de la vida: decretos fijos, pruebas y libertad de elección. Tres vías que explicarían la existencia del sufrimiento. Por una parte, los decretos fijos son aquellas marcas con las que el ser humano ya nace. Según la Cábala, a la que aludió el Rabino Moshé, esto se puede explicar por la reencarnación. La vida del hombre necesita reparación por el pasado y por ello sufre. El segundo camino serían las pruebas, aquellas que precisa el alma para perfeccionarse. El sufrimiento sería, así, un método por el que el hombre se eleva. Por último, la libertad de elección, aquellas deliberaciones de la persona que conllevan un sufrimiento para ella o para otro.
"Los acontecimientos no son casuales -concluyó el Rabino- hay una razón por la que el sufrimiento toca a una persona. Pero para eso hay que saber vivir con fe, con la fe que da el convencimiento de que nadie nos ama más que Dios, ni nadie sabe mejor que Él lo nos conviene, además Él nunca se equivoca".